lunes, 1 de junio de 2009

TODOS LOS JUEGOS, EL JUEGO...CADA DIA COSECHA MAS ADEPTOS

La mecánica del jugador es similar a la de los alcohólicos u otros adictos.

“No va más”, canta el crupier con cara de nada y tira la bola en la rueda llena de números frente al paño en donde están pintados de rojo y negro. Ese mismo “no va más” es el que dicen los jugadores compulsivos cuando piden ayuda, generalmente después de que sus pérdidas han sido cuantiosas y sus problemas de familia apabullan a sus miembros. A veces, el freno no aparece y entonces llega la locura o directamente la muerte.

   El grupo Esperanza de Vida, que se reúne en Salta 2763, Buenos Aires, los lunes de 19 a 21, es un lugar de recuperación de estos enfermos. A la vez tienen grupos de ayuda a los familiares. “Hay que deshacese de la enfermedad y no de las personas”, dice con sabiduría María Elena, en cuya familia existe un jugador recuperado, pero que de todos modos asiste al grupo. Por razones obvias, la mujer, a la que llamaremos María Elena no da su verdadero nombre.

   La mecánica del jugador es similar a la de los alcohólicos u otros adictos. La hermandad rosarina, que cobija a estas personas, es una más de las casi 200 que funcionan a lo largo y ancho del planeta. Hermandad que lucha día a día con esta adicción o actitud compulsiva que los lleva no sólo a perder dinero sino también en muchos casos la razón o la vida. “La gran diferencia con otro tipo de adicciones es que aquí no existe ninguna sustancia de por medio, está la persona sola, o con sus pares jugando sin parar, nada más, nada menos”, explica la mujer que ofrece su testimonio y descarta para estas patologías a la medicina y a la psicología como camino hacia la recuperación. En tanto, valora los grupos de autoayuda.

   En general, los jugadores, tanto hombres como mujeres, son muy inteligentes y también sensibles, pero por sobre todas las cosas son grandes mentirosos, o directamente, mitómanos. Los síntomas (ver aparte) varían, pero los une esa compulsión lúdica que los puede llevar al casino o al bingo pero también a apostar los números de las patentes de los autos que pasan por la calle. Juegos tan disímiles como el ajedrez o el billar pasando por la quiniela o las bochas, y a los que se agregaron los juegos electrónicos, son parte cotidiana de su mundo.

   El juego no tiene límite, pueden incluso caer en situaciones delictivas, sustrayendo dinero ajeno u objetos que les permitan continuar jugando.

Pensamiento mágico

   Creen que un golpe de fortuna los ayudará a cambiar de vida y de presente. Cada día el jugador compulsivo se obsesiona y apuesta por dinero u otros bienes pensando que eso modificará su quehacer cotidiano. Sin embargo, y como dejó inmortalizado el escritor ruso Fedor Dotoievski en su novela psicológica “El Jugador”, quien juega sin límites “siempre pierde”, como que lo que está en juego es la vida misma.

   No es un dato menor que haya dejado ese legado casi biográfico ya que el célebre escritor que además tenía adicción al juego y el alcohol debió exiliarse por temor a la cárcel luego de un desfalco. El escritor, que dejó su huella en la historia de la literatura mundial, puso parte de su vida y del momento ruso en esa corta pero insoslayable novela. “Si por una hora pudiera dominar el juego, mi vida cambiaría”, hace decir a uno de los personajes y probablemente se lo dijera a sí mismo, a mitad del siglo XIX.

   “Mirá, en esto hay mucha gente de clase media alta, pero también personas humildes, la compulsión puede llegar a todos. Claro que no es lo mismo perder millones de pesos, o casas y campos, como hemos visto, que perder en minutos el salario. Aunque las dos cosas son terribles para quien lo hace y también para la familia ”, dice María Elena.

   Según ella, no hay que llevar a ningún enfermo a los grupos por la fuerza sino que cada uno debe aceptar qué le pasa. Es por eso que en muchas ocasiones los que primero piden ayuda son los familiares. “El juego compulsivo es una enfermedad terrible que puede llevar a la muerte y la locura, produce en la persona una angustia tremenda. En general son hombres y mujeres muy inteligentes y sensibles”, agrega la entrevistada.

La mentira

   La mentira es la gran aliada del jugador. Así como pasan horas estudiando cábalas o formas nuevas de alguna actividad lúdica también lo hacen para engañar a la familia y a sí mismos. “Es muy difícil descubrir las mentiras, además tienen una gran habilidad de generar culpa en el otro”, asevera María Elena.

   La mayoría de los profesionales o trabajadores comunes que juegan utilizan sus trabajos para tapar sus largas ausencias. Triquiñuelas no faltan. Hace tres meses una familia denunció el secuestro de una joven mujer durante tres días cuyos raptores pedían una suma de dinero similar al sueldo del marido más algunos ahorro. La joven de 32 años no contó con las cámaras de los cajeros automáticos que la denunciaron sin dificultades. Finalmente admitió que había estado varios días en el casino flotante de Buenos Aires probando suerte. La Justicia la penó enviándola a rehabilitación.

   Hay otra anécdota que los pinta de cuerpo entero. Tres varones iban en auto a Mar del Plata al casino, desde Rosario. En el camino apostaron a ver cuál de ellos adivinaba los números de las patentes de los autos que pasaban por la ruta. Uno de los tres perdió todo el capital que llevaba a La Feliz. Sin un solo peso, antes de llegar a la ciudad.

   Estas salidas, cómo los desórdenes de dinero, el faltante de objetos de valor, son cuestiones del ámbito privado que no llegan al delito pero si al descalabro familiar. Robarles dinero o relojes a sus amigos, por ejemplo, son hurtos que no se denuncian pero que existen y hay que tenerlos en cuenta, además de intentar sincerarse con la persona en cuestión. Trastornos de la personalidad, dificultades en el trabajo, poner en juego la propia reputación. Aquí mismo en Rosario un sonado caso conmovió a la población. Un desfalco producido en un colegio profesional en el que faltó mucho dinero. Y hasta hubo un suicidio.

   El grupo de ayuda rosarino comparte sus actividades con otros 127 distribuidos por todo el mundo que tuvieron un encuentro en Argentina la semana pasada. Todos sus integrantes están en recuperación ya que nadie se da por curado. Cada día es una decisión, desafiando la enfermedad.LA CAPITAL DE ROSARIO

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