miércoles, 17 de noviembre de 2010

Toda una vida lustrando zapatos en Plaza Independencia


Miguel Ángel Brito Santillán, se sentó a los 18 años en su banquito de lustrín en la puerta del Cine Plaza y desde hace 58 años lustra zapatos. Con pocas palabras, pero valiosas por su historia, nos reveló que el secreto de su oficio es usar buenos productos. También confesó que le mintieron con una propuesta laboral y empezó a lustrar con la ayuda de un avezado en ese menester. Si bien tuvo suerte a lo largo de su vida, admitió que fue victima de los caprichos del general Bussi, quien lo desalojó de la Plaza.

Miguel –como lo conoce todo el mundo- es un hombre sereno con una mirada dolida y parco en sus respuestas. Ama el oficio cuyo secreto no es otra cosa que usar buenos productos para lustrar. Perdió a su padre al año, y a su madre cuando tenía 8. Sus abuelos lo criaron en Taco Ralo hasta los 18, cuando decidió ir a buscar su destino.

Entre mentiras y mentiras, y esperando un trabajo que no llegaba se hizo lustrín. Este mes, cumplió 58 años en el oficio y siempre apostado en el mismo lugar. Claro que no todo era trabajo, Miguel también departía su tiempo con otras pasiones: la carrera de caballos, las riñas de gallos y las tabeadas. Una historia que anduvo por un sitio alto y quebrado, por donde no se puede andar sino con dificultad, pero que supo sortear con adecuadas maniobras. Amigo de sus amigos, aún hoy sigue cultivando los afectos. Pero mejor que Miguel nos cuente cómo es la vida del lustrín.


- ¿Desde qué año está sentado acá?
- Desde noviembre del año 52.

- ¿Cómo llega a éste lugar?
- Llegué porque me ofertaron trabajo en una parte y no me dieron. Ahí es cuando me dice un amigo, si yo quería lustrar y le digo que no había problema. Entonces, me sacó el permiso en la calle Muñecas antes de llegar a Santiago estaba … ahí se sacaban los permisos. Como él trabajaba ahí, me lo sacó y recuerdo que me dijo que yo te lo voy a sacar para la 25 de Mayo y San Martín. Desde aquel momento, ha sido que yo me vine a trabajar.

- ¿Cuántos años tenía?
- Tenía 18 años. En ese tiempo nos daban un carnet con todo, con fotografía y todo por la parada. Estaba todo reglado.

- ¿Qué es lo que más le llama la atención en ese tiempo?
- Había poca gente, poco tránsito y la lustrada valía cinco centavos. De ahí empecé a trabajar y me empezó a conocer la gente y, me empezó a aumentar el trabajo y he andado toda la vida y he andado bien. Así empecé.

- ¿Cuál es el secreto de su oficio?
- Yo nomás hago la tinta. Compro la anilina y hago la tinta. Compro la pomada de cada color de zapato y tengo una cera que le echo, una cera que viene en barra y le pongo la pomada. Y siendo la pomada buena, le da mucho brillo al calzado, cuando la pomada es medio mala, tampoco no lo ayuda a trabajar.

- ¿Cuáles son las cosas que resalta de los clientes que lo visitan?
- La amistad que uno tiene y cómo lo tratan a uno. Yo lo trato bien y ellos me tratan bien. Nunca tuve problemas con ninguno de ellos, porque siempre hemos conversado, nos hemos hecho amigos y con los años, la gente me ve que yo respeto y ellos me respetan. Entonces es lindo trabajar así con la gente buena.

- ¿Cómo aprendió el oficio?
- Yo no conocía nada. Había un señor que estaba ahí en la parada, que me decía Miguel, esto es así, así y así. Compré todas las cosas nuevas yo: cepillo, la pomada, hice hacer un cajón, la banquita y cuando tenía todo me vine y me senté.

- ¿Cómo le va en la recolección de dinero?
- Bien, bien, bien, bien... Ha habido épocas que se ha trabajado mal, como ser durante el gobierno de (Raúl Ricardo) Alfonsín, que subían mucho las cosas. También fueron momentos malos, cuando ha estado el gobierno Bussi, cuando ha sido la intervención (dictadura militar) que no nos han dejado lustrar cuatro meses. Muchas veces la gente no sabe ¿vió? Porque uno puede trabajar en otra cosa, pero la hemos pasado mal y en la época de Alfonsín las cosas subían de un día para otro. Si un día valía cincuenta, al otro día valía un peso. La plata no alcanzaba para nada y trabajo, casi no había.

- ¿Y en la época de Bussi por qué lo sacaron?
- Porque no querían que haiga (sic) lustradores. Nos ha sacado él. Después hemos vuelto a trabajar, cuando Bussi ha tirado esa gente en Catamarca. Nos han mandado con un policía que nos devuelva los permisos que nos habían quitado, porque venían en carro de asalto de la policía y la policía siempre nos avisaba porque yo los conocía a los muchachos de los años que yo trabajaba. Y directamente, nos mandan a la parada que teníamos.

- ¿Y después no volvieron a tener problemas?
- Nunca, nunca, nunca. Porque nosotros siempre respetamos. Los muchachos que trabajan en la plaza, en la Laprida y uno siempre se respeta la parada que uno tiene.

- ¿Qué hacía su padre?
- Yo no le he conocido porque tenía un año cuando él ha fallecido. Él trabajaba en la fábrica del ingenio Amalia. Ahí nací yo, en el ingenio Amalia. Mi madre falleció cuando yo tenía ocho años. Hemos tenido la mala suerte de haber perdido a los padres temprano nomás. Ella era de Taco Ralo. Cuando ha fallecido mi papá, nos llevaron los abuelos con mi mamá y nos han tenido ellos hasta los 18 años. De allá ya me vine a trabajar. Nosotros éramos tres hermanos. Ellos trabajaban en Amalia cuando han tenido 18 años y después yo, ya me vine para aquí con la intención de que me iban a dar trabajo y me tenían con mentiras. Gracias a Dios y a la Virgen, está todo bien.

- ¿Soltero o casado?
- Soltero, y vivo en la calle Chacabuco al 4.100. Voy vengo en el colectivo, porque tengo un pase en el colectivo 6 o tomo cualquier colectivo o en el 11. En eso me voy a la casa y vengo de allá también para aquí.

- ¿A qué personaje importante le ha lustrado los zapatos?
- Yo le lustré al profesor (Emilio) Sarroulle, a don Amado Juri, que hombre bueno, una bellísima persona, y al profesor (Lázaro) Barbieri. Vino una vez también Horacio Guarany, el señor que tenía el Rancho de Atahualpa, del Turco Amín nos hemos hecho muy amigo. Lo ha traído a don Atahualpa para que yo lo conozca en esos años y lo saludé: muy bien el hombre. Y también vino una vez a cantar en el “Baby Doll” Alberto Echagüe, también anduvo por aquí y también lustré sus zapatos. Hemos conversado así como conversa como toda la gente, gente muy buena, muy amable, con un respeto tremendo como se tiene que ser.

- ¿Las mujeres se vienen a lustrarse?
- Sí, se lustran. Vienen y me preguntan si se pueden hacer lustrar y claro, por supuesto no va a tener ningún problema les digo. Siempre vienen a lustrarse aquí, no todo los días pero algunas vienen con las botas, con los zapatos y yo las lustro. A las chicas de la Caja Popular y a las señoras que van a trabajar, les lustro los zapatos. Quedan limpios y brillosos.

- ¿El cine Plaza alguna vez le ha hecho algún problema?
- No, nunca. Toda la gente era muy amiga. Yo hablaba con ellos y hasta para ver las películas. Era gente buena o por ahí me quedaba a la siesta y me dejaban dormir.

- ¿Cuándo mira un zapato sabe de dónde viene?
- Si me doy cuenta. Entonces le pregunto: estos zapatos no son de acá ¿de dónde vienen? Ellos me dicen lo he comprado en España, porque no es el cuero como en la Argentina. Aquí hay zapatos buenos también, pero ya se les ve el modelo y ellos me dicen lo compré en Norteamérica o en Brasil.

- Veo que no usa zapatos.
- No, yo no puedo. Ando de zapatillas, porque tengo un problema en el pie. Cuando tenía dos o tres años me pusieron una inyección y ahí me han embromado la ciática de la pierna y he quedado así. Pero yo en la pierna siento todo. Nada más que me he demorado, porque no podía en ese tiempo hacerme ver con un buen médico y a los mejor, yo no andaba hoy con la muleta.

- ¿Ha vuelto a esos lugares donde se crió?
- Claro. Siempre voy, siempre voy a verla a la gente. Los amigos que yo tenía, algunos han fallecido pero viven las familias. Tengo una familia Santillán que son mis tíos. Mi tío Benito que ya ha fallecido. Después tengo una familia muy amigo que era Faustino Ortíz que ya ha fallecido. Yo siempre llego por ahí a visitarlos. Siempre iba porque me gustaban mucho las riñas de gallos, las carreras cuadreras y yo iba Faustino. Yo le he sentido mucho cuando ha fallecido.

- ¿Quién le cocina? ¿Con quién vive?
- Mi sobrina cocina. Ella está casada y tiene dos chiquitos. Ellos están conmigo ahí. Andamos bien porque ella es muy buena conmigo, igual con el marido. Pero yo también soy muy bueno con ellos. Así que no tenemos ningún problema.

- ¿A qué hora viene usted?
- Yo llego a las 7 de la mañana y desayuno en Bernasconi desde hace muchísimos años. Antes venía por la tarde, pero ya hace dos años que no vengo más por la tarde. Trabajo medio día nomás. Yo trabajo de lunes a sábado medio día.

- ¿Cuál ha sido la propina más importante que ha tenido?
- Me han dado hasta $ 20 ó $ 30.

- ¿Se ha jubilado?
- Sí, yo ya me he jubilado. Tenía unos años de aportes y la jubilación esta que ha dado el gobierno, esa jubilación anticipada y ahí he entrado yo. Me están descontando $ 115 por mes, pero ya voy a cumplir los cinco años y ya me van a pagar todo.

- ¿Cuanto gana por día?
- Yo por mediodía hago cuarenta pesos, para tener para el gasto, por no quedarme en la casa, para no aburrirme por lo menos aquí.

- ¿Quiénes son sus amigos?
- Vienen muchos muchachos que tienen caballo, Factura Medina, Carlitos Chirino, que era jockey. De los futbolistas el Pájaro Abregú y así muchos changos que jugaban a la pelota aquellos años que yo iba a ver fútbol. Siempre vienen a conversar aquí conmigo.

- ¿Cómo se divierte?
- Los domingos cuando hay carrera de caballos, me voy al hipódromo. Desde que empecé a lustrar acá ya iba al hipódromo y desde el año 52. Soy amigo de jockey, de cuidadores, de dueños de caballos, buenos amigos. Yo nunca he andado a caballo. También me gusta la riña de gallo y la tabiada.

- ¿Todavía va a ver la riña de gallos?
- Sí, justamente el sábado voy a ir a una en Taco Ralo. Hay un festival y voy a las aguas termales. Voy a la mañana y ya vuelvo el domingo, porque quiero ir al hipódromo. Voy a divertirme, porque a mí me gusta mucho la diversión.

- ¿Ha tenido novia? - Sí, pero nunca me he querido tener compromisos porque a mí me gustaban todas. Y, para andar peleando, porque yo veo que los matrimonios andan peleando, que no. Que usted no va ir para allá, que no va ir para acá ¡no! Yo cerraba mi puerta y me mandaba a mudar. Volvía a la hora que yo quería y así la vida, andoy (sic) bien.

- ¿Pero no hubo ninguna mujer capaz de atraparlo? - He tenido varias chicas pero yo no quería compromisos. Porque yo era muy … Si me decían mirá Miguel, no vas a ir. Capaz que me moría porque soy una persona que a mí me gusta mucho la vida que tengo. Por ahí digo me voy a comer en tal parte y de ahí nomás, me voy al hipódromo. A mí me encanta y nadie me para, es la verdad. Andoy todo el día bien, andoy bien todavía gracias a Dios. Y cuando me pasa alguna cosa, soy muy católico de la Virgen de Catamarca, le hago una promesa y andoy muy bien yo con la Virgen.

- ¿Cómo se hizo devoto de la Virgen de Catamarca? - Yo le he hecho una promesa. Por una cosas o por otra, siempre me salía bien, entonces digo hay que ir a cumplir con la Virgen porque la Virgen cumple con el pedido que le he hecho. Voy a la mañana, llego a la iglesia, estoy dos horas y salgo a comprar algunas cosas y después me vengo.

- ¿Cuáles son las cosas que le gustaría hacer de aquí en adelante? - Le pediría a Dios y a la Virgen, que me den vida que no me enferme para seguir viviendo como estoy viviendo y seguir andando la vida como estoy viviendo. Eso nomás.

- ¿Tiene algún amigo en la política? - Tengo un gran amigo, que es el (Rolando) “Tano” Alfaro, al que le agradezco todo lo que hace por mí.

- ¿Cómo le va en las apuestas?
- Bien, bien. Viene el jockey o el cuidador, ellos o el dueño del caballo me dicen: mirá Miguel, este caballo anda bien jugale y así. Porque no es ir y poner. Si usted no sabe, es fácil perder la plata.

Por Félix Justiniano Mothe Faure
www.primerafuente.com.ar



ESAS RARAS FALDAS NUEVAS
QUE ESTAN DE MODA


La última moda japonesa ha eliminado la celulitis, el trasero caído o sin forma. Esto gracias a las nuevas faldas. Faldas con estampados exóticas y muy impactantes, que no dejaran pasar indiferentes a las que usen estan prendas de vestir.

Quienes han logrado adquirir o ver de cerca estas prendas, explican que a simple vista pareciera tratarse de faldas transparentes, pero que fijándose bien y de muy cerca, se trata de sólo una ilusión. Y es que estas dichosas faldas son vendidas con un estampado, es decir, con la figura de un trasero que incluye ropa interior.

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