lunes, 5 de octubre de 2009

APRENDAMOS A MANEJAR NUESTRAS EMOCIONES

Una ONG propone trabajar la respiración de manera consciente para ponerle fin al malestar.



La preocupación, la ansiedad y la angustia se han convertido en emociones cotidianas. Aun sin darse cuenta, niños, jóvenes, hombres y mujeres transitan sus días agobiados por presiones, propias y externas. La mente y el cuerpo hacen todos los esfuerzos posibles por mantenerse en equilibrio, pero el impacto de los avatares cotidianos es tan alto que en algún momento el sistema se daña, se quiebra. Y sobrevienen el mal humor, la agresividad y también la enfermedad. Aunque la mayoría no lo sepa hay un mecanismo propio y sumamente valioso que nos acompaña desde el primer minuto de nuestra existencia y al que no siempre tratamos amigablemente:
la respiración.
Se trata de la función más importante del organismo, esa que hace su tarea sin que nos demos cuenta, esa que puede ser nuestra gran aliada.

"Con la respiración podés manejar tus emociones", dice, sin vueltas, Mariano Duverges, instructor del Arte de Vivir, una ONG conocida en todo el mundo (la segunda más grande después de la Cruz Roja) cuya principal tarea es enseñar técnicas milenarias, adaptadas a la vida actual, que permiten mejorar la salud en todos los niveles: el mental, el físico, el emocional y el espiritual.

"Vivimos exigidos por lo que nos pasa internamente y por lo que viene desde afuera, eso que te impone la sociedad. A raíz de esta presión es que empiezan a surgir emociones negativas como la bronca , los celos, la arrogancia o la ansiedad. ¿Sabemos cómo arreglarnos con esto? No. En las escuelas nos enseñan mucho sobre literatura, matemática, física y tantas otras cosas, pero no nos enseñan a tratar con nuestras emociones; nosotros proponemos un camino para reencontrarnos con ellas y poder dominarlas, simplemente con la respiración", explica.

Como ejemplo claro de los vaivenes que soporta "nuestro aire", Duverges dice lo siguiente: "Si una persona atraviesa por un momento de felicidad o de alegría, su inhalación es prominente, pero si alguien le anuncia que le dará una mala noticia, exhala". Este acompañamiento que hace la respiración en todas y cada una de las situaciones que a la gente le toca transitar en la vida se hace de manera bastante inconsciente. Pero alcanza detenerse unos minutos y pensar en el ejemplo del instructor para entenderlo y para darle el lugar que merece: "No nos imaginamos todo lo que la respiración puede hacer. Si logramos utilizarla de manera adecuada puede eliminar hasta un 90 por ciento de toxinas, cuando habitualmente eliminamos sólo un 30 por ciento".

Vencer al estrés


El Arte de Vivir desarrolla desde hace 27 años cursos y programas que justamente trabajan este aspecto. En la Argentina más de 35 mil personas han tomado ya el curso inicial. Muchos lo repiten y la mayoría lo recomienda. Incluso, desde hace algunos meses la organización tiene convenios con universidades, entre ellas la Torcuato Di Tella de Buenos Aires. Alumnos y profesores descubrieron que a través de técnicas de sencillo aprendizaje e implementación pueden disminuir el estrés o eliminarlo, llegan más relajados a los exámenes y viven mejor.

El estrés, ese cúmulo de emociones al que la gente se va acostumbrando puede “domarse”. Ante todo, es necesario comprender de qué estamos hablando, dice el instructor, y da su particular mirada: “No es necesariamente la sobrecarga de trabajo, de exigencias. El estrés es un estado mental. Nuestra mente fluctúa entre el pasado y el futuro. Vivimos lamentándonos por lo que sucedió, por aquello que pasó o vivimos, y mirando el porvenir con ansiedad e incertidumbre. Esa oscilación es el verdadero estrés, que es como un serrucho para el sistema nervioso”.

¿Cómo vivir el presente? “Con la respiración”, asegura, que es “una cosa tangible; lo que conecta el mundo interno del silencio con la actividad”. Cuando sucede algo impactante o importante, en general, lo primero que hace una persona es mantenerse en silencio y respirar para tranquilizarse. Si uno logra acceder a técnicas que colaboren conscientemente con ese proceso, el resultado es “maravilloso”, tal como lo califica el entrenador.

Las experiencias recogidas hasta el momento en los cursos, dice, son positivas. Lo valora desde el empresario hasta aquel hombre privado de su libertad, ya que El Arte de Vivir desarrolla algunos programas gratuitos que justamente están destinados a personas de bajos recursos socioeconómicos. “Los resultados son pragmáticos, independientemente del lugar donde desarrollemos la actividad. Hay gente que tomaba tres pastillas por día y en una semana las dejó. Están los que disminuyeron sus niveles de colesterol sólo con la respiración o la persona diabética que debe seguir controlándose pero logra un equilibrio muy interesante en el manejo de su enfermedad”, destaca.

Para dar cuenta de la importancia que tiene la respiración en la vida, Duverges se pone como ejemplo: “Yo soy buzo. Durante mucho tiempo viví entre Playa del Carmen y Punta Cana. Mi vida era hacer filmaciones de especies marinas para Nathional Geographic, entre otros. La verdad es que no estaba especialmente estresado, mis días pasaban en el agua, en los barcos, entre las ballenas o los delfines. A través de una amiga me contacté con El Arte de Vivir e hice el curso de respiración. Desde ese momento pude reconocer aspectos de mi vida en los que debía detenerme y repensar. Porque además de las técnicas se transmiten en los cursos valores humanos. Hay personas que creen tener todo resuelto, y el hecho de conectarse con el interior los ayuda a observarse pero también a disfrutar de una manera diferente”.

Las emociones _de las que se habla tan poco, esas que casi no tienen prensa_ están allí. Encontrarlas, conocerlas, y convertirlas en aliadas, depende de nosotros.

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