ORLANDO, Estados Unidos.- El golfista número uno del mundo, Tiger Woods, negó que el accidente automovilístico que protagonizó la semana pasada se haya producido mientras discutía con su esposa por una supuesta infidelidad. Sin embargo, numerosos portales de internet difundieron fotografías de su presunta amante, la modelo Rachel Uchitel.
La prensa señaló que, mediante un comunicado, el deportista manifestó que lo ocurrido fue su culpa. "Entiendo la curiosidad y califico de irresponsables y maliciosos los rumores que circularon. Todo resulta problemático para mí y para mi familia", expresó.
Tras impactar con su Cadillacs contra un árbol, Woods recibió el alta el viernes al sufrir cortes leves en las manos y en el rostro. La Policía descartó que hubiese bebido alcohol. No obstante, los portavoces del golfista no brindaron explicaciones sobre las posibles causas del accidente. (Especial)
OTROS TIEMPOS FELICES. Tiger Woods, junto a su mujer, Elin Nordegren. REUTERS
Condenan a productora de Marcelo Tinelli
por un personaje de Los Roldán
La Cámara Civil condenó a la productora televisiva "Ideas del Sur", propiedad de Marcelo Tinelli, a indemnizar por daños y perjuicios con 23 mil pesos a un ciudadano de origen ruso cuyo nombre apareció como integrante de la "mafia rusa" en la serie "Los Roldán".
Según la demanda, "Los Roldán" incluyó en sus emisiones de los días 4 y 5 de mayo de 2005 a un personaje de ficción homónimo del denunciante interpretando a "un mafioso ruso".
El denunciante argumentó que no hay en la Argentina otra persona con su mismo nombre, por lo que su vinculación con la "mafia rusa", aún en la ficción, le había generado problemas de relación social con sus pares, familiares y amigos.
La Cámara, al darle la razón, evaluó también cierta reticencia de la productora televisiva cuando le fueron reclamados los videocasetes con las emisiones para determinar qué había ocurrido en las emisiones denunciadas.
El fallo ordena a la productora de Tinelli indemnizar con 23.360 pesos más intereses al ciudadano de origen ruso afectado, cuya identidad esta agencia mantendrá en reserva.
Científicos aseguran que del amor al odio
sí hay un solo paso
El famoso dicho terminó siendo cierto.
La frase "del amor al odio hay sólo un paso" cuenta con una base científica, fruto de una serie de estudios neurológicos que se llevaron a cabo en la última década y que demostraron que hay zonas del cerebro que se activan tanto si la persona experimenta sentimientos de amor como de odio.
En concreto, la zona cerebral denominada ínsula, relacionada con las emociones primarias, permanece en activo al amar y al odiar, según comentó en una conferencia en Málaga la profesora de Psicobiología de la Universidad Complutense de Madrid, Pilar Casado.
Del mismo modo, perder la cabeza por amor tendría su justificación científica, ya que hay determinadas zonas del cerebro que se desactivan cuando una persona demuestra su cariño a otra, y están relacionadas con aquellas áreas donde se producen los juicios sociales y morales y el razonamiento.
Estas investigaciones fueron posibles gracias a la utilización de técnicas de neuroimagen que escanean el cerebro, lo que indican en qué zonas se está dando actividad y en cuáles no y "nos explican cuándo pasan cosas en nuestro cerebro", precisó Casado, que desechó la idea de que el funcionamiento de la mente se limite en exclusiva a procesos cognitivos.
Otros experimentos en la materia se centraron en la admiración y la compasión, y los resultados determinaron que cuando estas emociones están vinculadas a algún factor físico, como admirar la belleza de alguien, activan zonas diferentes del cerebro que cuando están relacionadas con un factor psicológico, como sería sentir pena por una persona a la que han echado del trabajo.
Esta diferencia de funcionamiento del cerebro respecto a si la admiración o la compasión se produce por algo físico o psicológico indica, según Casado, que el cerebro "cuenta con el sustrato biológico de haz a los demás lo que quieres que hagan contigo".
Siguiendo con las emociones primarias, otras investigaciones decidieron centrarse en el miedo, y se obtuvieron resultados que indican que el cerebro de una persona reacciona cuando ve una expresión de miedo en la cara de otro, algo que se produce en muchas ocasiones de forma subconsciente.
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