jueves, 16 de septiembre de 2010

Ricardo Fort: “Desde que empezó ShowMatch me volví loco”

Asegura que no tiene tiempo para dormir ni cable a tierra.
El mediático millonario habló sobre todo lo que provoca su figura.
“Yo genero amor y odio", disparó.


El mediático argentino es una cosa rara", asegura Ricardo Fort a lanacion.com y es difícil estar en desacuerdo. Programa que sintonicemos, ya sea Infama, Intrusos o los satelitales a ShowMatch, construyen, alrededor de los mediáticos, un espectáculo consumido como si se tratara de telenovelas bizarras.

Pero un día apareció Fort y la cultura de reinventarse alcanzó otra categoría.

A priori, la oferta era irresistible.

Heredero millonario del imperio Felfort, con dos hijos, 17 tatuajes, admiración por Liza Minelli y Sandro, el alumno modelo del curso para destacarse ante las cámaras.

¿Un mediático más? "No, yo soy un artista. El artista es el alma del pueblo", sentencia Fort, pero aclara: "Aunque en parte tengo que ser mediático, porque si un artista no se vende, se muere. Ambas cosas pueden convivir".

Su perra se llama Lady Gaga, sucesora de Madonna, la nueva reina en eso del shock por el shock mismo.

Él, sin embargo, la admira de lejos y considera que, en la Argentina, aquellos que se reinventan no lo hacen de la misma manera: "Lady Gaga es una genia, pero no es una mediática. Ella se ocupa de su imagen y no se mete con los demás. Lo que sucede aquí no sucede en otras partes del mundo. Acá se arma un show que se va de todos los parámetros normales".

The Fort Show


Normalidad. La vida de Fort, claro, excede ese concepeto.

Sus horas, especialmente desde que Marcelo Tinelli lo sumó a su programa, se viven con una intensidad peculiar: "Desde que empezó ShowMatch me volví loco, no tengo tiempo ni para dormir, no tengo cable a tierra para relajarme".

La rutina es así: Ricardo se levanta a las ocho de la mañana, desayuna diez claras de huevo con avena en una sartén "con mucho edulcorante", recibe la visita de su masajista a las nueve y a las doce empieza con el tour mediático, con las paradas obligadas en todos los programas con los que se retroalimenta.

"Para mí es fácil mantenerme en el medio porque todo el tiempo genero cosas en los programas a los que voy. Siempre llamo y les cuento que tengo una idea, que sería mejor hacer ´esto´, ´esto´ y ´esto´. Es como si ya fuera parte de la producción".

La contrarespuesta natural fue: "¡Entonces está todo guionado!".

"Para nada", replica él.

"Todo lo que pasa en ShowMatch es cierto, las peleas siempre surgen".

De lo que parece no haber duda es de que Fort es una suerte de hacedor de su propia vida mediática, nada de lo que hace o dice está fuera de su control.

Y es en esa constante necesidad de concebir herramientas para el juego en lo que se le va la mayor parte de su tiempo.

"Por eso mi casa la uso de oficina, voy y vengo, estoy todo el tiempo pensando en lo próximo para hacer".

En el Fort Show, sin embargo, no hay un titiritero que, como Christof con Truman, dicte el siguiente movimiento: "Tengo mucha gente que me aconseja, como mis amigos Adriana Salgueiro y Alejandro Orellano, pero termino haciendo siempre lo que quiero. Mi mente va muy rápido, a las cosas hay que hacerlas en el momento justo. Si no, no sirven".

¿El huevo o la gallina? ¿La gente consume Fort porque le gusta o porque Fort está continuamente en los televisores?

Preguntas sin respuesta.

La única certeza es que el mediático autodefinido como "artista" genera, genera y genera.

Se disfraza como El acertijo, hace un reality dentro de otro para buscar novia o para encontrar a su doble, se sube a un atril y establece condiciones para su regreso a ShowMatch y...la gente reacciona. Fort no pasa inadvertido y lo sabe.

"El efecto siempre es un efecto, positivo o negativo; que van a hablar, van a hablar; que va a salir en todos los medios, va a salir en todos los medios. Como me juzguen, depende de la bondad o la maldad de la gente que me mira. Yo genero sensaciones encontradas; el amor o el odio depende del otro".

Egosurfing

El millonario asegura que siempre fue así, que mucho antes de heredar la fortuna de su padre ("él no me daba nada") ya provocaba esas reacciones contrapuestas y que, justamente por eso, puede "jugar muy bien a este juego".

Las reglas de la exposición también las conoce y parte de su morbo reside en leer y ver todo lo que se dice de él. Fort, obsesivo, no pierde el dominio y necesita hacer egosurfing para saber qué opinan los demás.

Si no, no podría subirse a la rueda: "Me googleo todos los días. No debería entrar a Internet porque me da bronca, pero soy tonto y no aprendo. Pero si no leés, no te enterás".

Él cuenta, con algo de placer detrás de sus palabras, cómo sus menciones en páginas web subieron de 5000 a 20.000 de un día para el otro.

"Es una barbaridad, ahí es donde me pongo nervioso y empiezo a hablar en los programas. Quiero saber todo lo que se dice de mí". Pero, ¿qué sucede cuando todo eso que se dice de él llega a los oídos de sus hijos, Marta y Felipe?

"Mis hijos no ven las críticas, pero les gusta que esté en televisión. Me preocupa qué dicen en el colegio, qué dicen los compañeros, no quiero que los carguen. Pero yo les digo: ´Si alguien te dice algo malo de papá, pegales una trompada´. Así nomás. Muy fácil?".

Ricardo y la fábrica de ideas

"Siempre estoy un paso más adelantado que los demás", dice Fort y enumera solo algunos de los proyectos concebidos en esos sillones de su casa-oficina, cuando no está protagonizando en teatro Fortuna, cuando no está en los programas, cuando no es jurado de ShowMatch: "Estoy haciendo un disco de covers de Sandro, versiones remixadas; temas inéditos y un dúo con Luli Salazar del tema ´Colgado en tus manos´".

¿Hay más? Claro. "Un programa de televisión con muñecos, un cómic llamado Superfort, un dibujo animado y un programa de radio".

Y la cosa no termina.

Para alguien que "hace mil años" que no ve una película, Fort se muestra muy entusiasmado con el proyecto de ser nuestro 007 vernáculo: "Sí, quiero hacer films, como de agente secreto, como los de James Bond".

Entonces, podrán decir lo que quieran de él, menos que no se esfuerza por mantener el nivel de notoriedad.

Ahora... ¿qué pasa cuando en la película de Fort entra el personaje de Coki, por ejemplo, y él, por un momento, se desplaza del protagónico?

"Coki no me molestó nunca, pero decidí no producir situaciones con ella, de quien ya ni se habla tanto. Yo soy el único que tiene las herramientas para mantenerse".

Sin embargo, no es el único que integra ese jurado nocturno, y de cada uno de ellos Fort tiene un adjetivo pensado.

"Alfano es una jugadora, Pachano es un ídolo y Reina y Carmen son dos artistas".

¿Y Fort? "Soy un genio".

¿Y Tinelli? "Otro genio", dice con sucesiva carcajada.

No hace falta bucear demasiado para determinar porqué Ricardo se considera un genio, él mismo te lo resume en una frase: "Yo doy vuelta todo en un segundo. Imaginen un jurado solo con Carmen, Aníbal, Graciela y Reina. ¿Qué hubiese pasado este año?".

No. Fort no es ningún tonto.

Dispara la pregunta y, la respuesta, se las deja a ustedes.
lanacion.com

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